Iglesia del Oriente | ||
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ܥܕܬܐ ܕܡܕܢܚܐ | ||
Ruinas del monasterio de San Elías en 2005 | ||
Fundador(es) | Tomás, Bartolomé y Tadeo de Edesa | |
Fundación | siglo I | |
Autocefalia/Autonomía | 424 | |
Gobierno eclesiástico | Santo Sínodo | |
Dirigente | Patriarca-catolicós del Oriente | |
Sede | Seleucia-Ctesifonte | |
Rito | sirio oriental | |
Lengua litúrgica | siríaco | |
Otros nombres |
Iglesia persa Iglesia siria oriental Iglesia de Babilonia | |
La Iglesia del Oriente (en siríaco clásico: ܥܕܬܐ ܕܡܕܢܚܐ ʿĒḏtā d-Maḏenḥā), también conocida como Iglesia persa,[1][2] Iglesia siria oriental, Iglesia de Babilonia, Iglesia seleuciana, Iglesia de Edesa, Iglesia caldea,[3] o Iglesia nestoriana,[note 1] fue una Iglesia oriental de rito siríaco oriental basada en Mesopotamia.
La Iglesia del Oriente se fundó en el siglo I, y, según la tradición, fue establecida por los apóstoles Tomás y Bartolomé junto con Tadeo de Edesa. La diáspora judía facilitó la evangelización de la Mesopotamia superior y se formaron Iglesias en los primeros años del cristianismo en ciudades como Edesa.[4] En el siglo III ya había comunidades cristianas en el Imperio parto desde Mesopotamia hasta la región de Guilán.[5] Litúrgicamente, la Iglesia se adhirió al rito siríaco oriental (Liturgia de Addai y Mari). Teológicamente, adoptó la doctrina difisita del nestorianismo, que enfatiza la separación de las naturalezas divina y humana de Jesús.
Fue una de las tres ramas principales del cristianismo oriental que surgieron de las controversias cristológicas de los siglos V y VI, junto con las Iglesias ortodoxas orientales y las Iglesias calcedónicas. Durante el período moderno temprano, una serie de cismas dio lugar a dos o tres patriarcados rivales.[6] Desde la segunda mitad del siglo XX, tres Iglesias basadas en Irak reclaman la herencia de la Iglesia del Oriente. Mientras tanto, las Iglesias siríacas orientales de la India reclaman la herencia de la Iglesia del Oriente en la India. Su historia se inició a fines del siglo I en la satrapía de Asuristán en el Imperio parto. Desde allí se extendió a otras partes de Asia durante el período de la antigüedad tardía y durante la Edad Media, desempeñando un papel importante en la historia de la expansión del cristianismo en Asia.
La Iglesia del Oriente sufrió persecución bajo el dominio de los Sasánidas del 341 al 379, cuando miles fueron martirizados.[7] Sin embargo, tras la muerte del Rey Sapor II, se comenzó un período de tolerancia religiosa. Aunque no la religión favorecida, la Iglesia era aprobada y permitida a existir y a hacer conversos.[7]
En el siglo V, el estado se abrió a la Iglesia con la condición de que se distanciara de las Iglesias que había en el Imperio Romano. Debido a estas presiones políticas de los Emperadores Sasánidas, la Iglesia en Persa se comenzó a alejar de la Iglesia del Imperio Romano y a acercarse al gobierno de su patria. En el año 410, la Iglesia oficialmente se integró al Imperio sasánida mediante el Concilio de Seleucia-Ctesifonte. Allí, los obispos se proclamaron de acuerdo con los cánones de Nicea y Constantinopla, mostrando su unidad en la fe universal de la Iglesia, y se comprometieron a rezar por el rey de reyes (el emperador sasánida) como una prueba de su lealtad. En el Sínodo de Markabta (424), los líderes de la Iglesia se declararon independiente de la estructura eclesiástica del Imperio romano, que se consolidó durante el cisma nestoriano (431-544). La Iglesia del Oriente fue encabezada por el patriarca (el Katholicós) del Oriente con su sede en Seleucia-Ctesifonte. Debido a factores políticos, los clérigos de la Iglesia del Oriente no participaron en el concilio de Éfeso, que condenó Nestorio, y oficialmente aceptaron sus enseñanzas sobre la unidad de las naturalezas de Cristo en el Sínodo en Seléucida (486).[8]
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